Abril 2025
Renée Carvajal
Muy seguido escucho, sobre todo de personas adultas, decir que los jóvenes leen cada vez menos. Pareciera que las redes sociales, videojuegos, pantallas, y la desmotivación mantiene alejadas a las nuevas generaciones del hábito de la lectura pero, ¿es esto verdad?
En marzo de 2023, Irene Vallejo, filóloga, escritora, amante de los libros y estudiosa de la palabra escrita, dio una respuesta sumamente esperanzadora a un participante del club de lectura virtual de Escape de Letras cuando le pidió su opinión sobre el decadente hábito de leer en los jóvenes. Su respuesta no solo me abrió los ojos ante una realidad innegable, también me llenó de motivación. Irene, con la calma que la caracteriza, sonrió y dijo que esa era una pregunta que le hacen de manera frecuente.
Expresó que le sorprende que tengamos ese pensamiento y que le gustaría saber, de las personas que hacen estas afirmaciones, en qué se basan o con qué están comparando los números y estadísticas, porque ella, que ha dedicado su vida como filóloga al estudio de la palabra escrita desde su creación hasta nuestros días, nos asegura que nunca en la historia habíamos tenido tanto acceso a la literatura. Irene nos hizo ver que en el mundo se imprimen muchos libros por minuto, y como resultado tenemos ejemplares de diferentes temas y escritores como nunca antes.
Gracias a numerosos esfuerzos en educación, cada vez hay menos personas analfabetas, aunque este aspecto depende en gran medida del país y las regiones; no obstante, es un problema que se ha combatido y sigue combatiendo. Jamás habían existido tantas bibliotecas públicas, y con acceso gratuito para todas y todos. Asimismo, tenemos la palabra escrita en diferentes formatos: físicos, electrónicos, de bolsillo, audiolibros, entre otros. Nos recordó que, en otros tiempos, aprender a leer estaba prohibido para la población en general; eran solo los monjes, los monarcas o las clases altas, y principalmente hombres, quienes tenían acceso a la literatura. Con el paso del tiempo, la lectura y la escritura han ganado terreno en todas las culturas, en todos los géneros, edades, clases sociales, y nacionalidades.
Es una visión optimista, pero cierta: hemos tenido, como sociedad, un gran avance, somos, sin lugar a dudas, una generación lectora. Y aunque sigue siendo un acto elitista, pues un libro es un artículo caro y la educación todavía es inalcanzable para algunos grupos y personas, definitivamente nos encontramos mucho mejor que en otras épocas.
¿Que se debe seguir inculcando el amor por los libros? ¡Por supuesto! ¿Que todavía falta mucho por hacer? Sin duda. ¿Que una gran mayoría de jóvenes decide gastar su tiempo libre en pantallas en lugar de en lectura? Es innegable. Pero, ¿estamos peor que antes? Eso sí que no.
Nosotros como adultos somos responsables de recordarle a la juventud que la literatura es maravillosa, que leer es una herramienta de gran valía en la construcción de su intelecto y conocimientos, independientemente de la actividad o profesión a la que se dediquen en un futuro. Debemos ayudar a los jóvenes a reconocer los privilegios de los que gozan en esta época para que puedan aprovecharlos.
El mensaje es decirles que lo estamos haciendo bien, y que debemos continuar así. Sembremos en ellos, con el ejemplo, las ganas de leer, animémoslos a disfrutar los beneficios de haber nacido en esta época de fácil acceso a los libros y, sobre todo, enseñémosles a leer sin culpas y por placer.