Mitos y leyendas de la antigüedad: ¿por qué seguir leyéndolos?
Por: Karla Amaral
Hablar de mitos y leyendas es hablar de nuestra necesidad ancestral de dotar de sentido y significado a los sucesos y fenómenos que nos rodean, ya sea que tengan relación con lo que percibimos lejano, como la concepción de la luna y las estrellas, o con lo que observamos de cerca, como la cualidad efímera de la vida y la irreversibilidad de la muerte. Gracias al desarrollo de las ciencias, hoy podemos afirmar que eventos de la naturaleza como los asociados al comportamiento del mar y la lluvia tienen que ver más con leyes físicas inmutables que con los posibles enfados de Chaac, dios maya del agua y la lluvia, o los caprichos del gran Poseidón, relevante figura del panteón griego (aunque no podemos negar que el imaginario divino suena más atractivo). Contar con este conocimiento, sin embargo, no quiere decir que la importancia de sumergirnos en las cosmovisiones de civilizaciones antiguas a través de sus mitologías haya caducado. Por el contrario, el acercamiento resulta más pertinente que nunca.
Mitología hoy ¿para qué?
En una era en la que constantemente nos hallamos experimentando cambios tan bruscos en la experiencia humana —que van desde la modificación en las formas de relacionarnos y comunicarnos en el día a día hasta la posibilidad de realizar tareas complejas con un solo clic—, el desarrollo de la creatividad y la curiosidad por nuestro entorno parecen tomar un lugar cada vez más alejado en nuestra lista de prioridades. Acercarnos a los mitos y leyendas de la antigüedad puede ser, entonces, una vía para recuperar nuestra apreciación por el mundo que habitamos; para imaginar y explorar cuestiones éticas y morales desde distintas perspectivas culturales, y de este modo tomar parte en el fomento de una sociedad que valore la autorreflexión, la inventiva y el saber heredado. Después de todo, ciencia e imaginación siempre van de la mano. Son muchas las vías que podemos seguir para empaparnos de estos relatos, algunos de los cuales seguramente nos son por demás familiares gracias a la popularización de la que han gozado en el arte, el cine y la televisión. Pero si lo que buscamos es volcarnos de lleno, un buen punto de partida es optar por colecciones editoriales que los reúnen de acuerdo con la civilización o región a la que pertenecen.
Mitología griega, egipcia, mesoamericana, nórdica… ¡Hay mucho de dónde escoger!
Y así, mientras nos maravillamos con su amplio abanico de emociones, lecciones y advertencias procedentes de distintos rincones del mundo, podemos establecer conexiones con nuestras complicadas realidades, a la par de descubrir su presencia en las entrañas de nuestras novelas contemporáneas predilectas.
Mucho dice la inmensa cantidad de retellings de mitos antiguos populares que continúan llenando las estanterías: sus temas y narrativas son un excelente medio para alumbrar las inquietudes del presente.
Una labor sin fin
Tomando en cuenta que numerosas historias orales (e incluso escritas) se han perdido con el pasar de los siglos, tener estas fuentes inagotables de sabiduría a nuestro alcance es un gran privilegio. Lo menos que podemos hacer en agradecimiento a quienes aseguraron su preservación es permitir que sigan sirviendo de alimento a nuestros sueños e imaginación, y de reflejo a nuestros miedos y angustias sociales.
Que nos sigan hablando y recordando de raíces culturales, como ya lo han hecho numerosas veces antes al inspirar a los grandes pensadores y escritores de épocas pasadas, pero también a las mentes de las infancias modernas que pasaron horas enfrascadas en su lectura porque su saga favorita construyó un puente hacia ellas.
Asegurémonos, pues, de seguirlas leyendo y contando.