¿Separar al autor de la obra?
¿Debemos separar al autor de la obra? A pesar de que es una pregunta que a menudo está en el aire (generalmente después de algún escándalo de un autor o autora), la segunda temporada de la serie The Sandman me hizo pensar mucho en eso.
Un poco de contexto. He sido fan de Sandman y su mágico mundo durante años, considero que es uno de los cómics más bellos que se hayan escrito y me encantó lo que hicieron en la primera temporada de la serie, porque consideraba que la adaptación realmente le hacía justicia a la obra original. Sin embargo, unos meses más tarde salió a la luz el escándalo de Neil Gaiman y fue horrible enterarme de todo lo que hizo, sobre todo porque su violencia y abuso parecían contradecir el mensaje de su obra, en la cual, irónicamente, hay capítulos en los que escritores abusadores, como Richard Madoc, pagan el precio de sus crímenes.
Poco después de que se diera a conocer el escándalo, anunciaron que la serie terminaría con la segunda temporada y yo me esperaba algo terrible, un final abrupto que serviría únicamente para que Netflix se alejara lo más rápido posible de la controversia, y cerrara a medias la historia que comenzó. Pero la vi y me llevé una gran sorpresa.
La segunda temporada de la serie abarca perfectamente bien la trama de la historieta, enfocándose en el viaje de Morfeo y omitiendo las subtramas, pero conservando los momentos y personajes más icónicos. Por ejemplo, se eliminó todo el volumen 5 del cómic, en el cual Morfeo casi no aparece, pero se las arregló para integrar a Wanda y su historia a la serie, un personaje muy emblemático porque fue de las primeras representaciones trans en los cómics. Honestamente, puedo decir que disfruté la segunda temporada de The Sandman y me pareció una gran adaptación.
Sin embargo, no puedo separar a Sandman de los errores de Gaiman. No obstante, “no separarlo” no significa que ya no leeré Sandman, sino, más bien, que ahora observo a Sandman desde otro punto de vista, porque ahora entiendo mejor que el arte y el artista no pueden ser separados, pero la obra ya no le pertenece únicamente a él.
¿Qué cambió? Personalmente, hoy veo a Sandman como una confesión, ya que Gaiman se ve a sí mismo como Morfeo, un personaje que en el pasado llegó a ser cruel, orgulloso y violento, pero que al final cambia y está dispuesto a luchar contra Lucifer para enmendar sus errores. Pienso que Morfeo representa de cierta manera el anhelo de Gaiman, un sueño en el que se despierta diferente y es capaz de ser más de lo que es.
Lamentablemente, como todos sabemos, Gaiman NO estuvo dispuesto a bajar al infierno para corregir sus actos, por lo que la realidad y la ficción tuvieron finales completamente diferentes, y este texto de ninguna manera pretende justificar las acciones del autor. Sin embargo, no puedo negar que entender al artista y sus acciones, me hizo descubrir en Sandman algo que no había encontrado antes, una oscuridad y un anhelo que siempre estuvo ahí, pero que hasta ahora tuve la capacidad de ver.
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